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Composición VII
Wassily Kandinsky (1913) Rusia |
Una de las teorías artísticas de Wasily Kandinsky se basaba en la idea de que el color está íntimamente relacionado con la música, de manera que en sus pinturas, y en especial en "Composición VII", es posible "ver los sonidos" y "escuchar los colores". Kandinsky tenía un gusto particular por la música clásica, de manera que a sus pinturas las tituló con el nombre de "Improvisaciones" o "Composiciones". Uno de los músicos más importantes de Viena fue el compositor Arnold Schönberg, a quien el artista admiró y con quien compartió sus intereses en la teoría del arte y la música. Schönberg fue ampliamente reconocido por la aportación de sus composiciones a la música clásica, ya que su trabajo abandona completamente las convenciones de tono y armonía. Esta característica de su obra se relaciona con las "composiciones" de Kandinsky, en las que se aprecian líneas y figuras sin forma, sin coherencia, como "huracanes" de colores que no representan formas naturalistas, sino todo lo contrario: abstracción pura. En sus "composiciones" no existe una narrativa como existe en el arte del siglo anterior, o como la clase de narrativa inherente a la música clásica, pues en su obra no existe profundidad, o perspectiva, o un espacio donde sucede una escena que se puede "leer". Algunos críticos de arte han relacionado esta pintura con una "sensación de caos y destrucción", como advirtiendo lo que en el contexto político originaría la Primera Guerra Mundial. Orto historiadores sugieren que Kandinsky se refiere en sus cuadros a un ciclo vital de caos y destrucción, del cual nacen formas e ideas nuevas. Esta obra se exhibe en la Galería Estatal Tretyakov de Moscú y tiene unas medidas de 195 x 300 cm. |
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