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Figura recostada
Henry Moore (1938) Inglaterra |
Esta escultura es uno de los trabajos más tempranos del artista en donde éste explora el cuerpo humano femenino y su gran similitud con el paisaje natural. Fue realizada con piedra verde arcaica extraída de Oxfordshire, y aún en la superficie de ésta pueden verse pequeños restos fósiles de plantas y rocas. Por esta razón, la escultura podría apreciarse como un objeto de arte antiguo, sin embargo, su factura es moderna. Fue comisionada por el Arquitecto Serge Chermayeff para el jardín de su hogar y funcionó para limitar su casa de las colinas rocosas. El escultor ha reproducido en esta roca un cuerpo femenino abstracto; cada una de sus partes corporales comienzan a aparecer conforme se observa la pieza: en primer lugar se ubica la cabeza redonda que sobresale por encima del resto del cuerpo; en seguida se advierten sus hombros y sus brazos que se funden en la gran masa que ocupan sus extremidades inferiores. El centro del tronco se ubica por el hueco que aparece justo en el medio de su cuerpo. Esta pieza no trata solo de la figura humana sino a la vez de un paisaje natural ya que se descubren en esta escultura montes rocosos, planicies, laderas y cuevas, todas aquellas fracturas de la capa terrestre. Henry Moore apreciaba aquellas figuras femeninas antiguas talladas en piedra que producían nuestros ancestros, es decir, las obras del hombre primitivo, las cuales se consideraban poseedoras de una cierta relación mística con la naturaleza y formaban parte de ritos agrícolas y de fertilidad. Así, las esculturas de Moore buscan rescatar aquellos valores primitivos que el hombre actual ha perdido. La pieza tiene unas medidas de 88.9 x 132.7 x 73.7 cm y forma parte de la colección de la Tate Modern de Londres. |
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