El Mundo del Museo





Ingresar Facebook Twitter  


El hombre controlador del universo
Diego Rivera
(1934)
México
En 1933, Diego Rivera fue contratado para realizar un mural en el Centro Rockefeller de Nueva York. Diego ideó un mural que llevaría por nombre "El hombre en la encrucijada contemplando con esperanza y ambición la elección de un mundo nuevo y mejor". En esta obra, donde contraponía referencias al capitalismo contra el socialismo, el artista creó un retrato de Vladimir Lenin encabezando la unión de la clase obrera dentro de una visión idealizada del mundo socialista que se manifiesta pacíficamente en la Plaza Roja. El detalle del rostro de Lenin fue el motivo porque el contrato fue cancelado y el mural fue destruido. Diego, al lado de Frida Kahlo quien lo acompañó durante este tiempo en Estados Unidos, regresó a la Ciudad de México y al año siguiente el maestro Rivera recibió un encargo para decorar uno de los muros del Palacio de Bellas Artes. Diego lo tomó como su oportunidad para terminar su gran trabajo. En la imagen, aparece en el centro la figura de un obrero y a sus lados el mural se divide en dos secciones. Del lado izquierdo se refleja una crítica al capitalismo. En la esquina izquierda aparece una escultura grecolatina que representa la filosofía occidental y la cruz que cuelga de su cuello representa a la religión cristiana. Debajo de la estatua aparece el retrato de Charles Darwin que refiere al desarrollo científico y tecnológico del mundo occidental. Arriba, un motín de soldados representan la guerra. El sector contrario del mural muestra la multitud socialista manifestándose. Lenin nuevamente aparece en la escena rodeado de gente, entre los que se observa también a importantes exponentes de la ideología socialista como Marx, Engels, Trotsky y Bertram D. Wolfe. Al centro de la imagen, dentro de la elipse, aparecen imágenes del macrocosmos y el microcosmos. El mural fue realizado con la técnica de fresco sobre bastidor metálico, y tiene unas medidas de 480 x 1145 cm.
  Me Gusta
Libros Fotos Videos Mapas Audios

Museo relacionado Más


Museo del Palacio de Bellas Artes
México
Este recinto cultural fue el primer museo de arte del país y el origen del sistema de museos en México. En su inauguración el 29 de noviembre de 1934, tenía el nombre de Museo de Artes Plásticas. En aquel momento, su acervo comprendía piezas de Arte Prehispánico, una sala de Estampa, un Museo de Arte Popular y los murales de Diego Rivera y José Clemente Orozco de 1934. El majestuoso edificio estilo Art Nouveau que conservó la colección desde su origen fue creado a principios del siglo XX como parte del programa de festejos del Centenario de la Independencia de México, con el objetivo de reemplazar al antiguo teatro nacional y embellecer a la ciudad con una obra arquitectónica moderna. La construcción consiste en una estructura hecha de concreto y acero con revestimiento de mármol. Las esculturas de la fachada del recinto, elaboradas en mármol de Carrara, fueron realizadas por artistas internacionales diversos y representan a las bellas artes. En 1910, las obras fueron suspendidas por el estallido de la Revolución Mexicano, por lo que los trabajos se reanudaron en 1928, tarea que fue encomendada al arquitecto mexicano Federico Mariscal. El diseño de interiores del museo cambió del estilo anterior por el Art Déco y se utilizaron materiales como el ónix y el mármol para los acabados. Dos años antes de su inauguración, el Ing. Alberto J. Pani, entonces Secretario de Hacienda, determinó la creación de un foro nacional para las artes escénicas. Con esta última modificación, el palacio recibió su nombre actual. En 1947, el museógrafo Fernando Gamboa junto con los pintores Julio Castellanos y Julio Prieto crearon cambios en los espacios de exhibición y la museología del recinto que proponían un nuevo programa educativo y la edición de publicaciones sobre la colección del museo. En 1958, el museo tomó el nombre de Museo de Arte Moderno, lo cual estableció las políticas de adquisiciones para su colección. Las diversas colecciones del museo fueron reorganizadas con las sucesivas creaciones del Museo de Arte Moderno y el Museo Nacional de Arte durante la década de los sesenta. En la actualidad, un total de 17 obras murales conforman la colección permanente del museo, el cual tomó el nombre de Museo del Palacio de Bellas Artes desde 1968. ...
  Me Gusta
Libros Fotos Videos Mapas Audios

Obra relacionada Más


Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central
Diego Rivera
1946
En esta obra mural, elaborada con la técnica del temple, el artista Diego Rivera decidió recrear una historia sintética de la historia de México, tomando como escenario la Alameda Central. El Hotel del Prado, para el que fue creado esta obra mural de 4.17 x 15.67 ms, colindaba con dicho parque, que también fue elegido por el artista por ser éste testigo de trascendentales sucesos en la historia mexicana. El manejo del tiempo es fundamental para entender la composición de la obra, pues conduce la historia de México en la Alameda de manera onírica. Hombres y mujeres que pasean o aparecen sentados en las bancas del parque imaginan o sueñan sus vivencias personales, sus recuerdos del pasado, pensamientos del presente e imágenes del futuro. La temporalidad se centra en los albores del siglo XX en México, cuando Diego Rivera era un niño. Su figura aparece al centro de la composición, tomado de la mano de La Catrina, creación del grabador José Guadalupe Posada que a su vez es tomado del brazo por la calaca femenina. A partir de este centro, hacia la izquierda se representa el México Virreinal desde la Conquista a la Independencia. A la derecha, la Revolución Mexicana y el futuro de la nación. En el lado izquierdo del mural, aparecen las figuras de José María Vigil Robles (1829 - 1909), profesor de Diego de la preparatoria, quien rememora el pasado virreinal, por lo que sobre su cabeza suceden imágenes de Hernán Cortés y Fray Juan de Zumárraga, los cuales observan un acto inquisitorio. Más adelante surgen las figuras de Agustín de Iturbide y debajo de él Antonio López de Santa Anna como detractor de la nación. En la Alameda se aprecia la figura de un hombre dormido que sueña con los tiempos en que participó en las fuerzas armadas de Benito Juárez, cuya imagen aparece sobre el soñador. Además del discurso estético histórico, Rivera diseñó una crítica a la sociedad política de finales de la década de los 40 a través de la representación de figuras eclesiásticas al lado de personajes políticos, con lo cual el autor ejemplifica la complicidad corrupta entre ambas instituciones sociales. ...
  Me Gusta
Libros Fotos Videos Mapas Audios


Copyright © Tercer Escalón Editores.